Sin duda, la inversión en productos cotizados puede ser muy rentable, siempre que se haga de forma correcta. Y es que también pueden hacerte perder mucho dinero si eliges mal o si no sabes cómo gestionarlos.
En esta guía completa, te explicaré qué son los productos cotizados, cómo funcionan y qué estrategias puedes utilizar para incluirlos en tu cartera de inversión.
Además, veremos cuáles son los más peligrosos y en cuáles centrarte si todavía estás dando tus primeros pasos.
Índice de contenidos
Toggle✅ ¿Qué son los productos cotizados?
Básicamente, podemos llamar producto cotizado a cualquier instrumento financiero que se negocie en un mercado bursátil.
Por tanto, se trata de activos que ofrecen una gran transparencia y liquidez, ya que se negocian en tiempo real en las bolsas y mercados financieros. De este modo, puedes saber en cualquier momento cuál es su precio de cotización y realizar operaciones de forma prácticamente inmediata.
Es el caso, entre otros muchos activos, de las acciones o los ETFs.
Esto no sucede con otros productos, como los fondos de inversión, por ejemplo, donde las operaciones de suscripción y reembolso de participaciones tardan un cierto tiempo en ejecutarse.
En general, todos los productos cotizados implican un cierto nivel de riesgo, ya que su precio de cotización oscila en función del juego de oferta y demanda en el mercado, viéndose también afectados por factores macroeconómicos, políticos, etc.
Por tanto, debes informarte adecuadamente de los productos en los que vas a invertir y asegurarte de que encajan con tu perfil de riesgo.
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✅ Tipos de productos cotizados en el mercado
Estos son los principales tipos de productos cotizados en el mercado en los que puedes invertir a día de hoy:
➡️ #1. Acciones
Como ya sabrás, se trata de títulos de renta variable que representan una participación en el capital de una empresa y que te otorgan ciertos derechos. Sin duda, la inversión en acciones es una de las formas más conocidas y rentables de invertir.
De todos modos, no solo se puede invertir en acciones de forma directa, sino también a través de productos como los ETFs, los fondos indexados y los fondos de inversión, como ahora veremos.
Eso sí, ten en cuenta que si centras tu elección de productos cotizados en las acciones, tendrás que dedicar más tiempo a su gestión que si optas por productos de gestión pasiva.
Aquí tienes un ejemplo de la evolución del precio de una acción, en este caso, Amazon:
➡️ #2. ETFs: productos cotizados sobre el IBEX, S&P 500 y otros índices
Los Exchange Traded Funds o fondos cotizados son vehículos de inversión colectiva que suelen replicar índices bursátiles (como el S&P 500 o el IBEX-35) o bien sectores específicos.
Por tanto, los ETFs te ofrecen una gran diversificación dentro de un mismo producto. Por ejemplo, si compras productos cotizados del IBEX-35 en forma de ETFs, estarás invirtiendo en las 35 mayores empresas españolas. En el caso del S&P 500, en 500 de las mejores compañías estadounidenses.
Además, a diferencia de los fondos, los ETFs cotizan en bolsa y pueden negociarse como si se tratase de una acción.
En mi opinión, estas características, junto con sus bajas comisiones, los convierten en una de las formas de inversión más eficientes, rentables e interesantes para la mayoría de inversores.
Este sería el gráfico del precio de un ETF que sigue la evolución de la principal bolsa del mundo, el S&P 500:
➡️ #3. Productos de renta fija
Aunque buena parte de la renta fija se negocia al margen de la bolsa, también existen mercados financieros en los que cotizan este tipo de activos (los más relevantes son los bonos y obligaciones).
Así, por ejemplo, en España tenemos el sistema de negociación AIAF (Asociación de Intermediarios de Activos Financieros) y el MARF (Mercado Alternativo de Renta Fija), entre otros, gestionados por BME.
Aunque la renta fija suele ser más segura (y menos rentable) que la renta variable, esta es una generalización peligrosa, ya que también se puede perder mucho dinero si no se eligen bien los activos.
➡️ #4. Productos cotizados derivados
En esta categoría se incluyen todos aquellos productos cotizados que reúnen las siguientes características clave:
- Su valor o precio se determina en relación con otro activo, que se denomina subyacente. Por ejemplo, un futuro sobre el S&P 500 variará su precio en función de cómo evolucione ese índice de referencia. Los subyacentes pueden ser índices, acciones de empresas concretas, materias primas, divisas, etc.
- Son productos apalancados. Es decir, los derivados te permiten operar con una inversión inicial inferior al valor total del activo subyacente. Por tanto, con el apalancamiento estarás multiplicando el efecto de tu inversión inicial, tanto para las posibles pérdidas como ganancias. De este modo, si inviertes en un producto con apalancamiento 10x, realmente estarás invirtiendo 10 veces más dinero del que aportas. De ahí el enorme riesgo que implica este tipo de trading, no siendo apto para principiantes.
- Permiten operar al alza o a la baja: los derivados te permiten «apostar» a que un determinado activo subirá o bajará de valor en un momento futuro. Por tanto, podrías ganar dinero también cuando las bolsas bajan.
- Tienen fecha de vencimiento. Todos los productos derivados tienen una fecha de vencimiento en la cual se ejecuta el contrato. No obstante, pueden venderse antes de su vencimiento y, en determinados casos, ampliarse dicho plazo.
Los derivados pueden utilizarse como inversión especulativa o para dar cobertura a otras operaciones de inversión.
Por ejemplo, si quisieses cubrir el riesgo de divisa de una inversión a largo plazo. Básicamente, se trata de compensar las eventuales pérdidas que te pudiese ocasionar una inversión, con las ganancias de otra operación que actúa en sentido contrario.
Estos son los principales tipos de productos cotizados derivados:
- Futuros: se trata de un acuerdo entre dos partes mediante el que se obligan a comprar o vender un activo subyacente a un precio fijo, en una fecha futura determinada.
- Opciones: es un contrato que da al comprador el derecho, pero no la obligación, de comprar (opción call) o vender (opción put) un activo subyacente a un precio específico (precio de ejercicio o strike), antes de una fecha determinada.
- Warrants: son derivados similares a las opciones, que también pueden ser de compra (call) o venta (put). Dan el derecho a comprar o vender el activo subyacente a un precio específico, en una fecha futura, pero con un alto nivel de apalancamiento.
- Turbos: son similares a los anteriores, pero permiten todavía un mayor nivel de apalancamiento financiero. En consecuencia, son extremadamente arriesgados.
- Certificados: posibilitan el acceso a la inversión en materias primas sin el riesgo de divisa (o tipo de cambio) y sin fecha de vencimiento.
Mientras que algunos brókeres se dedican en exclusividad a ofrecer este tipo de productos, hay otros que no cuentan con derivados dentro de su cartera de servicios.
Después de este breve glosario del mercado de derivados, veamos cuál es el proceso para invertir no solo en ellos, sino en cualquier otro tipo de productos cotizados.

✅ Cómo invertir en productos cotizados paso a paso
Si quieres invertir en productos cotizados, te recomiendo tener en cuenta los siguientes pasos:
➡️ #1. Construye un fondo de emergencia
Antes de empezar a invertir en productos cotizados, es muy recomendable que reserves un cierto importe para afrontar imprevistos. Por ejemplo, un problema grave de salud, un despido, una reparación importante, etc.
De lo contrario, podrías encontrarte con la necesidad de vender tus inversiones en el peor momento posible.
Este fondo de emergencia debería permitirte afrontar entre 3 y 12 meses de gastos, según los casos.
Para almacenar este «colchón», utiliza productos de ahorro que sean inmediatamente transformables a efectivo, como las cuentas de ahorro remuneradas, los depósitos a plazo fijo (que no tenga penalización por cancelación anticipada) o similares.
➡️ #2. Conoce tu perfil de riesgo
Como te decía, es imprescindible que tu cartera de inversión se adecue a tu nivel de tolerancia o aversión al riesgo.
Solo así podrás adoptar una estrategia a largo plazo con la que te sientas cómodo y que no te quite el sueño cuando los mercados bajen. De lo contrario, podrías entrar en pánico y vender en un momento inoportuno, realizando grandes pérdidas y pagando comisiones que te podrías evitar o, al menos, retrasar.
➡️ #2. Decide en qué tipos de productos cotizados vas a invertir
En función de tu perfil de riesgo, tu nivel de conocimientos financieros y tus objetivos de rentabilidad, podrás elegir uno u otro tipo de productos cotizados.
En general, si no tienes mucha experiencia ni una elevada tolerancia al riesgo, te recomendaría mantenerte muy lejos de los derivados.
Por tanto, para la mayoría de perfiles, lo más razonable sería quedarse con estos tipos de productos cotizados:
- ETFs, ya que te permiten una gran diversificación, con costes y comisiones bajísimos. Así, son ideales para invertir a medio o largo plazo y dejar actuar a la «magia» del interés compuesto. Ten en cuenta que los ETFs te permiten invertir tanto en renta variable como en renta fija. Otra magnífica alternativa son los fondos indexados, que son muy similares a los ETFs (gran diversificación y bajas comisiones), aunque no se consideren, en sentido estricto, «productos cotizados».
- Acciones. La inversión en acciones individuales (stock picking) requiere un poco más de experiencia, conocimientos y tiempo para gestionar la cartera. De todos modos, tampoco es necesario ser un experto inversor para elegir unas cuantas empresas sólidas que puedas mantener a largo plazo (por ejemplo, algunas blue chips o, si lo prefieres, acciones que repartan dividendos).
- Productos cotizados de renta fija. Son una buena opción para diversificar tu cartera en productos que, en principio, suelen tener menos riesgo que la renta variable (con excepciones). De todos modos, lo más cómodo y eficiente suele ser invertir en ellos de forma indirecta, a través de ETFs o fondos. En el caso de la renta fija pública, también puedes adquirirla directamente de forma bastante sencilla (a través de la web del Tesoro Público en España, por ejemplo).
➡️ #3. Elige bróker o intermediario
Elegir un buen bróker es importantísimo para invertir en productos cotizados con garantías y a un coste razonable.
Fíjate sobre todo en las características de su plataforma operativa, la oferta de productos de los que disponga, los costes y comisiones asociados, etc.
En el caso de operar en derivados, extrema las precauciones. Ten en cuenta que, en estos casos, puedes encontrarte con gastos muy elevados por el apalancamiento, así como en el uso de spreads o diferenciales demasiado altos.
➡️ #4. Decide en qué producto cotizado invertir
En este punto, ya habrás limitado tus opciones a un determinado tipo de productos cotizados, pero todavía te quedará decidir en qué activo concreto invertir y en qué momento ejecutar cada operación.
Dependiendo de los casos, este proceso podrá ser más o menos complejo.
Si te centras en ETFs, no te resultará difícil seleccionar unas cuantas opciones de calidad contrastada. Por ejemplo, productos de gestoras como Vanguard, iShares, Amundi, Fidelity y similares.
Una plataforma muy interesante que te permitirá descubrir y filtrar ETFs es JustETF. En este tutorial puedes ver cómo utilizarla de forma muy sencilla y eficaz:
Incluso podrías dejar que un roboadvisor decidiese por ti, en función de tu perfil y objetivos. Se trata de plataformas automatizadas en las que un algoritmo toma todas las decisiones de inversión, de acuerdo con tus preferencias y perfil de riesgo.
MyInvestor e Indexa Capital son dos ejemplos muy conocidos de este tipo de plataformas.
En el caso de invertir directamente en acciones, sería muy recomendable que tuvieses ciertos conocimientos de análisis técnico y análisis fundamental para seleccionar los valores más interesantes.
En cuanto al momento de invertir, es difícil hacer recomendaciones generales.
De todos modos, si no inviertes en derivados y tienes una visión de largo plazo, esta variable no es tan decisiva. Por tanto, podrías simplemente hacer aportaciones o compras periódicas, mediante algún sistema similar al Dollar Cost Averaging (DCA).
➡️ #5. No te olvides de diversificar
Sin duda, la diversificación es uno de los factores más importantes para el éxito de una inversión en productos cotizados.
En este sentido, tu cartera debería incorporar distintos tipos de activos, de sectores diferentes, pertenecientes a áreas geográficas y divisas también distintas. De este modo podrás reducir el riesgo global de la cartera y no pondrás «todos los huevos en la misma cesta».
➡️ #6. Revisa y ajusta
Dependiendo del tipo de activos que hayas elegido, tendrás que dedicar más o menos tiempo a gestionar tu cartera y hacer los rebalanceos precisos para mantenerla ajustada a tu perfil de riesgo.
Como te decía, si inviertes en productos cotizados como acciones individuales, tendrás que hacer un mayor seguimiento que si lo haces en ETFs o si delegas todo en un roboadvisor.
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✅ [Conclusión] Seguir aprendiendo para invertir mejor
Como has podido ver, el mundo de los productos cotizados es muy amplio y no es fácil abarcarlo todo en un solo artículo.
Por tanto, me he limitado a dejarte algunas ideas esenciales sobre estos activos, para que luego puedas ampliar información en los demás artículos del blog o en mi canal de YouTube. Y es que la educación financiera es clave para tener éxito a la hora de invertir.
Sin embargo, tampoco deberías quedarte paralizado esperando a tener todos los conocimientos y una información perfecta. La «parálisis por análisis» es real y puede ser el mayor impedimento para rentabilizar tus ahorros, ya que el tiempo es un factor clave para que actúe el interés compuesto.
En consecuencia, después de investigar las distintas opciones, empieza por la más adecuada a tu perfil de riesgo y situación personal y sigue aprendiendo a medida que inviertes. Sin duda, esta es la mejor (y quizás la única) forma de aprender a invertir con éxito.
En cualquier caso y como siempre, me encantará leer tu opinión en los comentarios.
Hasta el próximo artículo, ¡te deseo unas muy felices inversiones!
✅ Preguntas frecuentes sobre los productos o activos que cotizan
Lo primero que debes hacer es definir tu nivel de tolerancia al riesgo y tus objetivos financieros.
Si eres principiante o tienes baja tolerancia al riesgo, los ETFs y los productos de renta fija suelen ser más adecuados.
Para perfiles más experimentados o con mayor tolerancia al riesgo, las acciones individuales o derivados pueden ser opciones viables.
Los tipos principales de productos cotizados son:
- Acciones, que representan participaciones en empresas.
- ETFs, fondos cotizados que replican índices o sectores.
- Productos de renta fija, como bonos negociados en mercados financieros.
- Productos derivados, como futuros, opciones, warrants o turbos, que permiten operar con apalancamiento y especular sobre movimientos de precios.
Los productos cotizados de BNP Paribas incluyen una amplia gama de instrumentos financieros, como ETFs, productos derivados (warrants, turbos, certificados) y opciones estructuradas.
Estos productos están diseñados para adaptarse a diferentes perfiles de riesgo y estrategias de inversión, desde inversión pasiva hasta operaciones especulativas.
Para invertir en ellos, puedes acceder a través del propio BNP o brókeres autorizados que ofrezcan sus productos y seleccionar aquellos que mejor se ajusten a tu perfil y objetivos financieros.
Los productos cotizados son instrumentos financieros que se negocian en mercados bursátiles.
Por tanto, su precio varía en tiempo real según la oferta y demanda del mercado.
Proporcionan transparencia, liquidez y la posibilidad de realizar operaciones inmediatas, como en el caso de acciones o ETFs.