Los principales tipos son:
- Renta fija: Bajo riesgo y menor rentabilidad, adecuado para personas cercanas a la jubilación.
- Renta variable: Mayor riesgo y potencial de rentabilidad, ideal para quienes tienen un horizonte temporal amplio.
- Mixtos: Combinan renta fija y variable para perfiles de riesgo moderado.
- Garantizados: Aseguran la recuperación del capital invertido, aunque suelen tener bajas rentabilidades.
Individuales y de empresa: Los primeros los contrata el usuario, mientras que los segundos son promovidos por empresas con ventajas adicionales en comisiones.