Los fondos indexados replican un índice y tienen comisiones muy bajas (entre 0,03 % y 0,5 %), sin decisiones activas del gestor.
Los de gestión activa pretenden superar al mercado, pero suelen fallar y cobran comisiones elevadas (1–1,75 %).
Por ello, los indexados suelen ofrecer mejor equilibrio entre riesgo, rentabilidad y costes para inversores particulares.