Las blue chips suelen ser parte esencial de las carteras de grandes fondos e instituciones financieras porque ofrecen estabilidad, liquidez y una menor probabilidad de quiebra.
Al ser empresas líderes en sus sectores, garantizan un flujo constante de dividendos y menor volatilidad, lo que las hace ideales para estrategias de inversión a gran escala.
Además, su peso en los principales índices bursátiles obliga a muchos fondos indexados y ETFs a incluirlas automáticamente, aumentando su demanda.