El oro es considerado un valor refugio porque tiende a mantener o incluso aumentar su valor en tiempos de incertidumbre económica o política.
No tiene una correlación directa con los mercados financieros, a diferencia de otros activos que suelen desplomarse cuando los mercados caen.
Además, protege frente a la inflación y la deflación gracias a su valor intrínseco.
A largo plazo, existe un consenso sobre la tendencia alcista del oro, ya que la demanda suele crecer más rápido que su producción.