Invertir en oro físico conlleva riesgos como los problemas de custodia, ya que guardarlo en casa es arriesgado y la custodia en bancos implica costes adicionales.
También existe el riesgo de pagar sobreprecios si se compra a intermediarios que cobran comisiones elevadas o fijan precios alejados del mercado.
Además, para invertir en monedas de oro es necesario tener conocimientos de numismática, porque algunas monedas valen mucho más que otras, lo que aumenta el riesgo de equivocarse.
Por último, la liquidez puede ser un problema si necesitas vender rápido.