El S&P 500 está altamente vinculado al desempeño económico y político de Estados Unidos.
Factores como la inflación, las tasas de interés, el crecimiento del PIB y las políticas gubernamentales pueden influir directamente en su rendimiento.
Por tanto, una recesión económica o crisis política en EE.UU. podría impactar negativamente en la rentabilidad del índice, mientras que una economía robusta lo impulsa al alza.